Por Sin Reservas
El destacado técnico agropecuario, Eligio Jáquez, condenó este lunes que en el pasado mes de marzo el gobierno haya autorizado carnes y derivados avícolas en magnitud histórica, por sus volúmenes, en grave perjuicio de los productores nacionales.
Observando datos oficiales podemos ver que aquí ha ocurrido un abasto sin precedente el mercado nacional, liberando sus manos a una importación desmedida de bienes comestibles, puntualiza el ex secretario de Agricultura.
«Mientras en otras naciones, que incluye a los Estados Unidos, han adoptado medidas para proteger su mercado, aquí nunca antes se había importado tal cantidad de pollos, muslos, pechugas, alas y otras partes”, a través de un comunicado distribuido a los medios de comunicación.
El también dirigente político del (PRM), dijo que durante febrero del presente año, se autorizó importar 4,558,240 kgs de pollos y sus derivados, pero en el mes de marzo se autorizó la importación de 6,483,235 kgs, para un incremento histórico de un 42.23 %, estableciendo un récord en la importación de estos bienes al país.
En febrero 2020 se autorizó importar 1,659,116 kgs de Pechuga de Pollos y en marzo se autorizó la cantidad de 2,003,985 kgs para un incremento de un 20.79 %, indica.
Sólo de alas se pollo entraron al país 24 mil 599 kgs de alas de pollos y en marzo se autorizó la importación de 26,980 kgs. Dijo que a esa situación hay que ponerle un freno para evitar el deterioro de la industria nacional
Llama la atención sobre una licitación del plan especial de emergencia del gobierno, que asigna 190 millones de pesos a la compra de sardinas, 46 millones de corn flakes, 96 millones para cereal lácteo, 126 millones para habichuelas importadas, y apenas 14.1 millones para pollos frescos, lo que muestra la predilección oficial por las importaciones.
“»Es bueno saber que en el país existe un inventario de 12 millones de libras, y otros 20 millones de libras de pollo en granja debido a las limitaciones de los mercados y la lentitud en el accionar gubernamental», especifica.
Establece que esas actuaciones del gobierno se producen en momentos en que por la epidemia del coronavirus se encuentra prácticamente cerrado el mercado hotelero, clausura o limitación de operaciones de los grandes mercados mayoristas en las grandes ciudades, y cerrados los mercados fronterizos, lo que hacía lógico pensar que la producción nacional requería de una especial atención del gobierno para evitar el colapso de tan vital actividad.
Advierte que los productores nacionales merecen una actuación más solidaria del gobierno, poniendo freno a las masivas importaciones durante la epidemia y comprando por su precio la producción local.
Concluye afirmando que dados los duros golpes asestados por los efectos del coronavirus a la producción, resulta urgente empezar a activar sectores productivos como los avicultores.